LA
FAMILIA MIRANDA
Cuando actualmente se
habla mucho del emprendimiento y capacidad de gestión, todo lo que se diga
queda chico ante la fascinante historia de un hombre excepcional; Melitón
Miranda Acuña, nacido en 1873 y que
falleció en 1964 en Ovalle. Sus padres fueron Francisco Miranda y Elena Acuña,
Su
vida, un ejemplo de constancia y laboriosidad, la unió el 20 de junio de 1906 con doña María del
Tránsito Marín Miranda, nacida en 1883 y fallecida en 1970, formando un hogar
cristiano donde florecieron las virtudes
de las antiguas familias chilenas. El casamiento tuvo lugar en Carén, en la
casa del contrayente. El tenía treinta y dos años; ella veintitrés años.
De esta unión
nacieron 12 hijos: ocho varones, Gaspar, Rodolfo, Pedro, Juan, Otto,
César, Cirilo y José, todos agricultores y hombres de bien y respetados. Sus
hijas fueron Herminda, María, Amanda y Esmerita, distinguidas damas a quienes
les brindó una excelente educación. Herminda Miranda Marín, fue la primera alcaldesa que hubo en Chile y
representó a la comuna de Monte Patria (1960-1963), y cuya gestión fue muy encomiable. Ella cooperó mucho con
las mujeres de Monte Patria, e impulsó varias obras de progreso en materia de
viviendas, escuelas, caminos, postas, puentes, electrificación, retenes y otros.
Pudo haber continuado por un nuevo periodo, pero la salud de su padre le
preocupó.
Melitón Miranda, el querido y respetado empresario y ganadero de la zona, falleció a
los 91 años de edad. Sus funerales
fueron uno de los más destacados y de gran acompañamiento que se tuviera
memoria hace medio siglo, especialmente por la interminable fila de vehículos..En
sus solemnes honras fúnebres en la parroquia San Vicente Ferrer, la misa la
oficiaron el R.P Gustavo Cereceda Marín,
familiar del extinto, acompañado por el cura párroco Luis Vicente
Rodríguez, y los padres Gustavo Cortés, Nibaldo Pinto y el P. Martínez. Tras él
quedó esa magnífica estela de señorío y corrección que fueron y serán siempre el más ejemplar
testimonio de jefe de hogar y hombre de trabajo.
CAMINO AL ÉXITO
Con la muerte de
Melitón Miranda se fue el último de los arrieros, de esos que templaron su vida
en el duro yunque del sufrir. Perteneció a esa clara estirpe de hombres donde
fuera la divisa que campeaba en su indiscutido escudo de armas: Trabajo y Abnegación.
Nació en Tongoy, desde muy niño se crió y
forjó en la dura escuela de la existencia y de todo aquello que la vida ofrece
y hace para llegar a la cúspide de
quienes como él lo merecieron..Desde muy niño tomó la responsabilidad de
trabajar para ayudar a su madre viuda y hermanos. Toda esa zona supo de sus
esfuerzos y afanes de superación. Ahí está la Iglesia de Andacollo, donde en su
piara de mulas transportó el material pesado para su construcción, subiendo
empinados cerros, bajando y volviendo a subir hasta llegar a la cima. Fueron
jornadas agotadoras e interminables. Ahí
está el legendario mineral de La Higuera de Tamaya y el cobre de
la fundición de Panulcillo de una empresa inglesa y Condoriaco, que lo vieron
actuar como el mejor soldado de su
época, dejando un recuerdo imperecedero. Otras temporadas trabajaba como labriego, sobresaliendo en
todo por su pujanza y constancia sin conocer jamás el descanso.
Hombre inteligente y
visionario, el primer fundo que arrendó fueron los viñedos del fundo “Las
Trancas”, en Colliguay, propiedad de don Blas Ogalde, donde elaboró en forma
artesanal vino y aguardiente . Después hizo sociedad con José Cortés y
compraron parte de la hacienda “Agua Amarilla” de propiedad de Pablino Ahumada,
“Las Mollacas”, “La Cuestecita”, “Las Coipas” y el campo de “Las Mollacas” del
río San Miguel Su habilidad empresarial la demostró en la compra en 1936 de extensos terrenos de pastoreo en la
cordillera Argentina de Valle Hermoso,
provincia de San Juan, departamento de
Calingasta a título personal, sin intervención de su socio. Fueron 30 mil
hectáreas compradas a Juan Francisco Illanes.
Posteriormente los
bienes de la sociedad se repartieron entre los dos socios. Los fundos de “La
Cuestecita” y “Agua Amarilla” para Melitón Miranda, y “Las Coipas” más el Campo
de “Las Mollacas” del río San Miguel quedaron para José Cortés.
Después compró los fundos “El Peralito” en
Pedregal y la estancia de “Higueritas” en Río Hurtado. Por más de treinta años
arrendó los fundos “Carachilla” y “Carretones” a la Beneficencia (Religiosas de
La Providencia). Su última adquisición fue el fundo “Bellavista en Monte
Patria.
CRIANCERO DE GANADO
Propietario de tres
fundos en la comuna de Monte Patria, de extensos pastizales para engorda de
ganado en la cordillera de Argentina, y con buenos éxitos económicos en la
explotación de dos fundos arrendados, también se dedicó a la crianza de caballos chilenos de raza y de yeguas
reproductoras inscritas. Crió el potro llamado “Templario” que obtuvo el premio
de “Sello de Raza” en la Medialuna del Club de Rodeo de Ovalle, cuando se
corrió el Champion de Chile.
Como criancero de ganado, llegó a tener más de
mil vacas, aparte de las yeguas y caballares. También era dueño de más de 2.000 ovejas.
Le dio ocupación a centenares de trabajadores agrícolas en sus
fundos y a personas que se encargaban del cuidado del ganado mayor y menor. Se
le consideró como un muy buen patrón, ya que siempre demostró preocupación por
los trabajadores, en base a su buen trato y el justo pago de las labores que
desarrollaban.
En el fundo “Cuestecita”
tuvo un molino de piedra que se movía con la corriente de agua día y noche y en
cual se molía harina de trigo, arvejón,
chuchoca, y otros productos además de porotos y trigo con que se abastecía gran
parte del mercado ovallino. Al regimiento Arica de La Serena, Valparaíso,
enviándose por tren desde estación de
Juntas.
En todas y cada una de sus actividades dejó
Melitón Miranda Acuña, la imborrable huella de su labor, de su afán de hombre
de superación que cerró con un capítulo de la historia, la del verdadero
esfuerzo del titán que arranca a la tierra sus primicias,.
PERFIL HUMANO
Como tuvo que trabajar
desde niño, no pudo estudiar. Fue un autodidacto. inteñigente. que
aprendió a leer y escribir, sacar
cuentas con rapidez y tomar buenas decisiones si se trataba de negocios. La
universidad de la vida lo moldeó muy bien, dando la impresión de gran cultura y respetp hacia su persona-.En su fundo
de Cuestecita tenía una excelente casa
patronal con todo tipo de comodidades, incluso fue el primero que instaló teléfono
alámbrico lo que le servía para realizar negocios.
Económicamente era muy solvente y era uno de
los mejores clientes que tenía el Banco del Estado de Ovalle. Fue el primer
agricultor de la comuna que se compró un
Cadillac blanco. Tenía camión y
maquinarias agrícolas para arar,
sembrar, aventar el trigo, para el cultivo de la tierra. Gracias a su
iniciativa se trazó el camino nuevo hasta esos lugares
Su figura imponente, de 1 metro 80 imponía
respeto, pero tenía un corazón grande para sus trabajadores que continuaban de
generación en generación hasta la
actualidad. Inculcaba a sus trabajadores a superarse, y a cada uno lo
beneficiaba con un pedazo de terreno para sus huertos. Cada mañana se les entregaba un litro de leche y una
telera de pan. Cada fin se semana se les pagaba su salario. Como si fuera poco,
los animales de los trabajadores más emprendedores eran llevados
a las empastadas cordilleras junto con
los del patrón. Tenía gran confianza en
su gente. Un arriero cruzaba la
cordillera a San Juan y Calingasta para pagar los impuestos.
Pese a su buena situación, nunca ocultó su
pasado. Lo admiraban por su modo de ser. Se sabia su vida de esfuerzos, de
sufrimientos, que había trabajado duro y
había pasado la cordillera a lomo de
mula con nieve y frío, soportando la
soledad. Sus experiencias las traspasó a sus hijos, los moldeó a su manera, les
entregó consejos y los hizo trabajar a su lado para guiarlos por la senda del
bien, del esfuerzo y la superación.
SUS AMIGOS ARGENTINOS
Tenía admiración por
Argentina, tenía muchos amigos al otro lado de la cordillera donde era dueño de
extensos terrenos. Desde el vecino país venían a caballo a territorio chileno y
se alojaban en su casa de Cuestecita. Muchos de ellos peregrinaban a la Fiesta
de la Virgen de Andacollo en el mes de diciembre.
Acá conocían
a sus famosos hijos, a los que llamaban “huasos Miranda”. Eran altos,
buena figura, elegantes, orgullo del huaso chileno por su gallardía.
Toda la familia era cristiana
católica; cada año en agosto los
Padres Misioneros del Corazón de María,
iban por nueve días a Carachilla para la novena de la Virgen del Transito el
día 15. .Generosos con la iglesia, cada año enviaban sacos de cosechas y también para la casa de huérfanos de La Providencia. Además realizaban donativos a la parroquia de
Sotaquí.
Melitón Miranda Acuña, el último arriero es una verdadera
leyenda en la provincia del Limarí, un hombre excepcional de los que ya no
quedan. Dejó un gran legado a sus hijos, sobrinos y nietos, de que todo es
posible cuando se pone esfuerzo, dedicación, perseverancia y trabajo por lograr un objetivo en la vida.
Al redactar esta interesante historia, tuve en
mi mente la figura de mi inolvidable, leal
y gran amigo don Rodolfo Miranda
Marín (qepd) y su apreciada y
distinguida hermana María Miranda Marín que reside en Ovalle.
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